Era una oportunidad única. Aquella Nochevieja de 1995, cuando la conocí, no pude dejar de pensar en ella. Siendo aún muy jóvenes, en la secundaria nos pusimos de novios y seguimos juntos durante toda la universidad. Luego nos casamos y vinieron los hijos. En ella no sólo descubrí al gran amor de mi vida, sino también a mi gran amiga y a una esposa maravillosa.
Durante muchos años, casi 18 en realidad, Karen estuvo a cargo de la noble tarea de atender y criar a nuestros hijos dentro de nuestro hogar. Cuando nuestros hijos crecieron y no dependían ya tanto de ella, le propuse volver a trabajar. Así fue que la invité a sumarse a la empresa. Su desempeño resultó muy bueno en el estudio de abogados; su capacitación como profesora de alumnos de secundaria le dio ciertas dotes especiales para manejar situaciones complicadas.
Nuevo trabajo, nuevo desafío
Cada día, al regresar a mis tareas de administración en la oficina, comprendo la necesidad que tenía de regresar a trabajar. Tener y criar niños es un labor extraordinaria y requiere muchísimo tiempo llevarla a cabo. Hacía muchos años que no iba a la oficina de Ramiro, así que cuando él me propuso que lo ayudara fue para mí una gran sorpresa. Tuve que aprender mucho sobre este negocio en particular.
Este estudio tiene mucho movimiento y mi tarea es encontrar los puntos de inactividad para ponerlos en funcionamiento, asegurándome que todo marche sin inconvenientes. Afortunadamente, el grupo de trabajo es maravilloso. Todos trabajan con gran dedicación para ayudar a cada uno de nuestros clientes. Poder colaborar con las personas y aliviar sus dificultades les trae un gran alivio. Las personas recuperan la tranquilidad al ver que tienen quien los acompañe y ayude a solucionar sus problemas.
En mis experiencias laborales anteriores pude capacitarme mucho en administración. En este sentido, comprendí un factor fundamental en todo grupo de personas que trabajan con un fin común: una correcta comunicación. Parte de mi trabajo de todos los días tiene que ver con ello. Las fallas en la comunicación generan problemas a la hora de ayudar a nuestros clientes. Si espero que nuestras operaciones sean efectivas, debo preocuparme por que todos posean la información necesaria sobre cada caso en particular.
Algunas personas se preocupan y no comprenden cómo hacemos para trabajar juntos sin cansarnos mutuamente. Sin bien la convivencia en el trabajo sumada a la que vivimos en casa es una situación compleja, nosotros lo tomamos de forma natural. Siempre me levanto temprano, así que mi trabajo arranca a primera hora. Ramiro inicia sus tareas un tanto más tarde, en otro turno. Ya sea a última hora de la mañana o atendiendo clientes por la tarde, esto hace que nos complementemos muy bien. Eso sí, cada día nos encontramos a disfrutar juntos del almuerzo. Cada fin de semana salimos juntos a disfrutar y a divertirnos, poniendo en pausa los temas laborales. Nos conocemos desde que éramos muy jóvenes, quizás por eso sabemos cómo llevar este ajetreo juntos.
En este trabajo hemos visto recuperar la esperanza a muchas personas que llegaron aquí totalmente desahuciados. Nuestro equipo pone todo el empeño en resolver las situaciones que se presentan luego de algún accidente.
Luego de enseñar a alumnos en una escuela secundaria, nunca me hubiera imaginado trabajar en un bufete de abogados. Pero mi labor hoy es tan gratificante que no podría pensar trabajar en otra cosa. ¡Sorpresas gratas que trae la vida!