En mi último año en el estrado, nosotros (el Tribunal Estatal del Condado de Cobb) agregamos el tribunal de violencia familiar (programa de tratamiento) a nuestra lista de responsabilidades. El proceso había comenzado un año antes, pero como todo lo que es gubernamental, ese proceso tomó su tiempo.
El programa consiste en un contenido de desviación, donde, a la entera discreción del fiscal, se puede enviar un caso a un programa de tratamiento para la persona acusada, en lugar de ser procesado para un juicio.
Se requiere para ello, que el acusado se someta a un programa de tratamiento por violencia, y/o adicción al alcohol o a drogas.
Una vez más, la decisión sobre qué caso «desviar» hacia el programa, depende exclusivamente del fiscal.
El papel de los jueces es simplemente presidir el proceso en la sala del tribunal, y firmar las órdenes apropiadas en cada caso.
Cada condición del proceso de tratamiento, debe completarse de manera oportuna. El no hacerlo, es causal suficiente para ser retirado del programa y devuelto a un proceso penal.
Este proceso para agregar el programa de desviación, comenzó durante mis dos años de mandato como Juez Presidente de la División Dos del Tribunal. Por lo tanto, me tocaba a mí cada cinco viernes, avocarme a los asuntos de violencia familiar.
Mi experiencia en el Estrado, me llevó a creer que la mayoría de las personas que vi en el tribunal nunca volverían a estar involucrados en los problemas relacionados con la violencia.
Normalmente, los pocos que no cambian su comportamiento, son los casos que pueden leerse o escucharse en los medios de comunicación.
Ahora, para recordarles, pasé trece años en el Tribunal, antes de volver a la práctica privada.
Antes de eso, practiqué el derecho durante 21 años. En esas más de dos décadas, tomé intervención en muchos tipos diferentes de casos que incluían comportamientos violentos. Sin embargo, en mi año en que presidí el Tribunal de Violencia Familiar, fue impactante, porque me sorprendió la cantidad de jóvenes que recurren a comportamientos violentos y a la cantidad de mujeres en el programa, y no como víctimas, sino como acusadas.
Evidentemente, el panorama ha cambiado dramáticamente en la última década o más. No conozco la causa de este fenómeno ni su cura, pero creo que es una tendencia que afectará a toda nuestra sociedad.